De camino a ese Templo-Fortaleza templaria de Villalcázar de Sirga, y a tan solo cuatro kilómetros, la mirada se hace presa de antiguos y bellísimos palomares, en pleno camino de Santiago.
No se sabe con exactitud el origen de estos palomares castellanos, pero sí que los romanos ya se dedicaban a la cría de palomas, y que la disposición de los nidales en los palomares es muy similar a la de los nichos de los columbarios donde los romanos enterraban a sus difuntos.
Durante la Edad Media, solo los nobles tenían el privilegio de poseer palomares, y tal era la importancia de la cría de palomas que se dictó una ley para proteger a los palomares. Penando el cazar alrededor de los palomares, con ballestas, arcos, redes o lazos, y les imponía como castigo: “e hordeno e mando quel quelo contrario fiziere que el mismo fecho pierda la ballesta o rredes (…) e que por cada paloma pague 60 mrs. (maravedises). La mitad para el duenno de las dichas palomas e la otra mitad para el juez que lo executare…”
Pulsar en el mapa que aparece a continuación: "Cómo llegar" desde el móvil, en el caso de PC/MAC en "Ampliar el mapa".